Los amortiguadores son una de las partes centrales del sistema de suspensión. Debido a la exigencia constante que tienen cuando el vehículo está en funcionamiento es la parte que más rápido se desgasta y, por lo tanto, es necesario sustituirlos con mayor frecuencia. En este sentido, el desgaste surge gracias a caminos irregulares que tienen obstáculos, baches, curvas pronunciadas o también sucede por las cargas pesadas sobre el auto y un largo etcétera.
En este sentido, la sustitución de los amortiguadores es casi segura que será necesaria en algún momento de la vida útil de tu coche. Cuando llegue el momento te darás cuenta que en el mercado existen distintos tipos de amortiguadores: amortiguadores monotubo y bitubo; hidráulicos, que como lo dicen su nombre, usan fluidos como aceite o gas; los amortiguadores reológicos, que usan un tipo de fluido que contiene partículas metálicas que funcionan con el magnetismo y más.
Por supuesto, también están los amortiguadores “regulables”, mismo de los que hablaremos en esta nota. Esto es así porque, es importante que tanto este tipo de amortiguador como los antes mencionados, los conozcas bien, ya que en cualquier momento necesitarás sustituir los que tiene en este momento tu auto. Si estás bien informado, te será más fácil saber cuál tipo de amortiguador te conviene más y, por lo tanto, tomarás la mejor decisión.
¿Características de los amortiguadores regulables?
En cuanto al propósito de su funcionamiento, no varía mucho cuáles son sus objetivos: mantener las llantas pegadas al piso para evitar accidentes y aportar, mediante la amortiguación de impactos, un mayor confort a los ocupantes de un vehículo. También, funciona con un líquido hidráulico, pero la diferencia radica en que tiene integrado un comando eléctrico que permite modificar el nivel de amortiguación, según los requerimientos del conductor.
¿Cómo funcionan este tipo de amortiguadores?
En su interior cuentan con una especie de rosca que permite que el conductor regule la dureza que va a tener su vehículo. Esto es importante porque, depende las necesidades de conducción, es el nivel de dureza que tendrán los amortiguadores que, en muchos casos se regulan de forma automática.
Por ejemplo, si se busca mayor confort, entonces, es necesario bajar el nivel de dureza para que el auto no rebote tanto; por otro lado, si se necesita una conducción más precisa y eficaz, es necesario aumentar el nivel de dureza, ya que esto ayudará a mejorar el control en las curvas y, además, sirve para que el auto no se balancee demasiado.
Todo lo anterior se consigue mediante una computadora (o centralita) integrada en sistema de amortiguación. Este “centro de comando”, mediante sensores, recopila información del camino. Así, mediante unas válvulas, este sistema transmite mayor o menor cantidad de aceite para modificar la firmeza de los amortiguadores.
Ventajas de los amortiguadores regulables
Equilibran mejor el peso del vehículo, con lo que permiten que esté alineado de manera más sencilla; se adaptan a varios tipos de terreno, ya sean que tengan muchos baches o que las condiciones de conducción sean complejas. Otra ventaja es que se puede modificar el comportamiento del auto, según las necesidades, ya sea que se necesite mayor confort o que se comporte como uno deportivo.
En Erso encontrarás diversos sistemas de amortiguación
Existe un lugar donde puedes encontrar distintos tipos de amortiguadores para tu vehículo: tiendas Erso. Ofrecemos amortiguadores para cajuela, para el cofre, para el vidrio; amortiguadores delanteros y traseros hidráulicos, de gas, en “L”, en “R” y mucho más
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