Cuando un auto cuenta con un buen sistema de suspensión, no sólo se obtendrá un viaje cómodo, sino que, también, éste será seguro. Esto es así porque este elemento es fundamental para la seguridad del vehículo. Incluso, desde la perspectiva automotriz, pertenece al denominado “Triángulo de seguridad”, pues trabaja en conjunto con los frenos y las llantas para mantener la estabilidad del vehículo.
El sistema de suspensión está compuesto de varias partes: la barra de torsión, que sirve para mantener la estabilidad del auto; las horquillas de suspensión, que tienen la función de fijar el soporte de la llanta con el chasis del auto; las rótulas, que permiten que suceda el movimiento del sistema de suspensión disminuyendo la fricción. Las barras estabilizadoras que, como su nombre lo indica, estabilizan la inclinación del auto cuando toma curvas.
También, otros elementos son los muelles helicoidales, que son resortes que almacenan y liberan energía; los bujes, que permiten que las llantas giren sobre su propio eje, sin que éstas se muevan demasiado; los brazos de suspensión que sirven para dejar fija la posición de las ruedas y, por último, los amortiguadores que estabilizan el auto y mantienen las llantas pegadas al piso.
Por eso, en esta nota, te diremos cuáles son las fallas comunes en este sistema y en qué partes del mismo, pueden ser ubicadas. Esto es con el propósito de que sepas identificarlas y, si es necesario, lleves tu vehículo a reparar al taller de tu confianza.
Los problemas comunes en la suspensión
Muelles desgastados
Cuando los muelles están desgastados su funcionalidad disminuye considerablemente. Esto es así porque soportan la gran mayoría del peso que posee un vehículo. Como la resistencia de los muelles disminuye, el auto suele inclinarse para un lado. También, esta parte del auto comienza a hacer mayor ruido, por lo que eso es un indicador de que ya es tiempo de cambiarlos, si no, es posible que se puedan romper.
Corrosión en el vástago del pistón
Cuando el vástago tiene corrosión, por lo común se debe a que el guadapólvo está defectuoso o existen problemas en el montaje de esta parte. Esto puede provocar que el aceite se estanque o se comience a perder. Igual que en anterior caso, hay que llevarlo al mecánico de inmediato.
Amortiguadores que se comprimen más de lo debido
Este desgaste sucede con el tiempo de uso del vehículo y normalmente, sobre todo, le sucede a la suspensión delantera. Esto es así porque, cuando el auto esta en movimiento, constantemente se hace uso de los frenos. Esto provoca que el peso del auto varíe y tienda a traspasar su densidad a la parte delantera del auto. Esto se puede notar cuando, al pisar el pedal del acelerador, de repente el auto se desplaza hacia la parte trasera.
Rótulas desgastadas
Estas piezas sufren un desgaste continuo por el trabajo que despeñan, pues son los puntos de eje que unen la suspensión a las ruedas. Además, absorben parte del movimiento vertical que se realiza al momento de pasar por obstáculos y también giran junto con el volante. Cuando es necesario cambiarlos comienzan a hacer ruidos como rechinidos.
Amortiguadores aceitosos
Esto es una clara señal de que es tiempo de que revises tus amortiguadores. Esto sucede porque presentan señales de falta de estanqueidad en la junta del vástago, es decir, se pierde la capacidad de evitar que entren elementos extraños al interior del amortiguador.
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