Un vehículo es una máquina que está conformada de varios sistemas y mecanismos. Desde el sistema de dirección, el sistema de frenos, el embrague, el sistema de suspensión, etcétera trabajan en conjunto para que tu auto funcione en óptimas condiciones. Uno de estos sistemas es el de tracción. Hasta hace no mucho, sólo los autos de lujo poseían uno. En la actualidad, la gran mayoría de vehículos posee uno de estos sistemas.
Conocer las partes que tiene un auto no sólo les sirve a los profesionales de la mecánica, también, es importante que lo sepa cualquier conductor. Esto es así, porque muchas veces, los primeros en detectar, ya sea por ruidos o por algún funcionamiento extraño, las fallas en el automóvil.
La tracción se puede denominar como fricción de un cuerpo con determinada superficie. Dicha fricción sucede cuando el motor transmite potencia a las llantas traseras por medio de los ejes. Esto se hace con el propósito de recupera la tracción en las llantas y, así, por poner un ejemplo, este sistema puede salvarte de una colisión en alguna curva.
Por eso, en esta nota, te hablaremos de este sistema para que sepas ubicarlo en el vehículo y comprendas sus funciones.
¿Qué es el sistema de tracción de un auto?
Como ya se mencionó, en un principio este sistema tiene el propósito de transmitir la fuerza que genera el movimiento del motor a las ruedas. Su función principal es detectar de forma automática si alguna o más ruedas giran más rápido que las demás y, así, de este modo, evitar que el vehículo se patine cuando acelera.
En este sentido, el sistema de tracción, que no debemos confundir con el control de estabilidad (aunque ambos usen los sensores ABS y estén íntimamente relacionados), usa los sensores ABS (frenado antibloqueo) que detectan la falta de adherencia en alguna de las ruedas de tu vehículo; si esto sucede, inmediatamente comienza a bajar la potencia o, incluso, se puede frenar el auto.
A diferencia del sistema de dirección o de suspensión, éste puede ser desconectado mediante un botón. Es así porque si el auto llegase a quedar atascado en la nieve, la arena u otros terrenos inestables, es más fácil sacarlo de ahí si modulas la fuerza que se ejerce sobre las llantas mediante el acelerador y el embrague.
Cuando esto sucede, puede retardar o suprimir la chispa a uno o más cilindros; también, reduce la inyección de combustible a éstos y, por último, frena la rueda que haya perdido adherencia.
Tipos de control de tracción
De forma general, existen dos fasces en el control de tracción. La primera actúa directamente sobre el sistema de frenado, ya que inmoviliza el neumático que perdió tracción; la segunda, interviene en el motor, pues, al detectar que la llanta no puede transmitir su fuerza al asfalto, reduce la potencia. Si las dos ruedas, en un mismo eje, patinan, se activa la fase que apaga el motor, y si sólo es una rueda la que se desliza por el pavimento, entonces, se activa la fase de frenado.
- Tracción FWD: Este tipo de tracción es la más común en la mayoría de los autos. Consiste en transmitir la fuerza del motor a las llantas delanteras. Esto provoca que requiera menos engranajes para realizar su función y, por lo tanto, dota al vehículo de mayor estabilidad al acelerar o al subir pendientes muy pronunciadas. Sirve, sobre todo, para transitar por las ciudades.
- Tracción RWD: En este caso, la potencia de movimiento del motor se transmite al eje trasero. Esto posee la ventaja de que se distribuye mejor el peso y, en consecuencia, se equilibra el vehículo. Sirve para autos de alto rendimiento, en los que se busca mejorar la velocidad y la potencia, por ejemplo, las camionetas pick up suelen tener este tipo de tracción. Sin embargo, no funcionan muy bien en caminos donde, debido a algún tipo de líquido, la fricción es endeble.
- AWD: Este sistema está diseñado para aplicar la fuerza del motor a las cuatro ruedas. Se controla de forma automática mediante un sistema electrónico y computarizado (diferente, en este sentido, al sistema 4x4 que es manipulado por el piloto). Este sistema decide que potencia aplicar a cada rueda dependiendo de las distintas condiciones del camino. De esta manera, el conductor no tiene que hacer nada, pues el sistema verifica la rotación de los ejes delanteros y traseros y, por supuesto, también de las llantas. De esta forma, asigna mayor potencia a aquellas llantas que lo necesitan y bloquea la acción del torque a aquellas que patinan.
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