Un automóvil, como toda maquinaria, aunque implique un complejo proceso de diseño e ingeniería, siempre tendrá partes que se desgasten o que presenten fallas. Pueden estropearse elementos sencillos como las puertas del vehículo, las luces o los mecanismos del asiento, hasta partes más complejas como los amortiguadores, el sistema de dirección, el embrague o los elementos electrónicos e informáticos que poseen los autos actuales.
En algunos casos, los primeros pueden ser dejados sin reparar por algún tiempo; en el caso de los segundos, es imprescindible que sean reparados cuanto antes, ya que pueden provocar accidentes graves que se pueden lamentar. Recordemos que poseer y conducir un auto implica una gran responsabilidad, pues son máquinas que pesan cientos de kilos y se trasladan a grandes velocidades, por lo que cada uno de sus componentes deben estar en óptimas condiciones para evitar percances de los que nos podríamos arrepentir.
Por eso, en este artículo, te presentamos una falla que puede parecer imperceptible o poco importante, pero que es necesaria para cuidar tu sistema de tracción y así viajes siempre seguro. Me refiero a los baleros de las llantas, de los cuales, veremos cómo detectar si ya es necesario cambiarlos.
¿Para qué sirven los baleros?
Depende del automóvil, pero todos tienen algún tipo de balero. Ésta es una parte totalmente mecánica en forma de un anillo de metal que mantiene juntas, en su interior, un conjunto de esferas de metal. Normalmente los encuentras en los distintas partes de un auto: en la caja de cambios, en los ejes primarios, secundarios y en el diferencial; también, los encuentras en el motor, en los rodamientos de accesorios, en el arranque; en el motor de dirección asistida y, finalmente, los cuatro de las ruedas.
En el caso de las llantas, el propósito de estos elementos es reducir la fricción cuando éstas giran, así, se evita que se generen mucho calor. Dicho en palabras simples, los baleros ayudan a que los neumáticos rueden de forma más fácil y suave (por eso, siempre deben estar bien engrasados).
Una de las causas más comunes para que estos componentes fallen es el deterioro de las esferas y las pistas del anillo donde hacen su función. Pueden fallar por la mala calidad de sus componentes, la falta de engrasado o que el tipo de balero que se esté usando no haya sido diseñado para el auto en el que se encuentra.
¿Cuáles son los síntomas de que un balero está fallando?
- Se recomienda revisarlos cada 150 mil kilómetros si, hasta ese momento, no han presentado fallas.
- Si detectas algún sonido o zumbido extraños es posible que sean estos componentes. Este sonido es parecido al del roce del mental y puede ser provocado por el desgaste de estas piezas. Dicho ruido se hace más evidente si aumentamos la velocidad del vehículo.
- Un método para probar si existe desgaste en los baleros es mover el volante de lado a lado a baja velocidad. Así, aumentará la carga en estos componentes y provocará que el balero dañado haga más ruido y sea más fácil de detectar.
- El volante o el auto completo pueden temblar o vibrar al conducirlo cuando los baleros están desgastados; en consecuencia, esto provoca que las llantas, al girar, se meneen de lugar y no estén alineadas.
- Conectado con el punto anterior, otro síntoma de que quizá tengas que cambiar los baleros es si notas un desgaste inusual en tus neumáticos. Esto es así, porque las llantas están alineadas para que todas toquen de la misma forma el suelo y, por lo tanto, el desgaste en las cuatro es equitativo; si alguna se erosiona de forma irregular, eso es un aviso para que las revises.
- Otro síntoma de que tus baleros ya no están en buen estado es si tu auto se desacelera repentinamente sin que acciones el freno. Esto es porque los baleros están desgastados y, por consiguiente, no dejan que las llantas rueden con suavidad.
En suma, es importante que tengas en cuenta todos estos aspectos para que cuides esta parte fundamental de tu sistema de tracción. Recuerda que, como se mencionó antes, es imprescindible tener en óptimas condiciones tu vehículo para que te protejas tú, tu familia y a las personas que también comparten los caminos contigo.
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