Nuestro vehículo es una herramienta que nos da muchos beneficios, no sólo a nosotros como individuos, sino también a nuestra familia. A causa de esto, es importante que dicha herramienta este en óptimas condiciones para tener la certeza de que viajamos seguros y cuidamos a los que nos rodean. Para lograrlo, es indispensable que con regularidad revisemos las distintas partes que conforman el auto y, por supuesto, a lo largo del tiempo, les demos un mantenimiento constante y adecuado.
Para lograr lo anterior, un elemento fundamental que debemos tomar en cuenta es el denominado “triángulo de seguridad”. En primera instancia, podemos pensar que éste se refiere al triangulo de emergencia con reflectantes que colocamos a un lado del camino para que los demás autos se percaten de nuestra presencia en el camino, sin embargo, no es así. Dicho triangulo se refiere a tres sistemas de nuestro auto que están conectados entre sí y que son indispensables para prevenir accidentes cuando conducimos.
Estos tres elementos son las llantas, los frenos y la suspensión. Debido a su importancia y al uso que les damos cada vez nos trasportamos en nuestro vehículo, sus distintas partes se desgastan o se averían con frecuencia, por lo que es fundamental revisar de forma constante el estado en el que se encuentran. Por estos motivos, en este artículo, te presentamos en qué consisten estas partes y cómo ayudan a salvaguardar tu integridad y la de tu vehículo.
Revisa que las llantas estén en buenas condiciones
En primera instancia, debemos revisar los dibujos de las llantas; éstos deben tener, al menos, tres milímetros de profundidad (mientras sea mayor la profundidad, el agarre será mejor). Si las llantas están muy gastadas, es posible que la adherencia de éstas al camino se reduzca hasta en un 80%. Si le has dado algún golpe fuerte a las llantas o, quizá, notas que tienen bultos y/o grietas, no dudes en cambiarlas de inmediato.
En este mismo sentido, cuando inflemos los neumáticos debemos tomar en cuenta tres factores: el tipo de carga que llevará el vehículo, la velocidad promedio con la que conduciremos (ya sea, por ejemplos, en carretera o en la ciudad) y las condiciones en las que se encuentren los caminos que vamos a transitar.
Aunado a lo anterior, otra situación que debemos tomar en cuenta es la presión de las llantas. Con los distintos movimientos que realiza el auto, el calor aumenta y, en consecuencia, también se amplifica dicha presión. Por eso, lo recomendable es inflar las llantas a una presión mayor al 80% de la “especificación máxima” que se encuentra escrita a un costado de cada llanta. Por último, como ya vimos en otro artículo de este blog (quizá te interese "¿Requieren mantenimiento los amortiguadores?"), si te percatas que el desgaste de los neumáticos es irregular, entonces, quizá el problema se deba a otros factores, por ejemplo, que el sistema de suspensión esté averiado.
Verifica que tus frenos posean las condiciones adecuadas
No es necesario mencionar que el sistema de frenado del auto es fundamental para tener un viaje seguro. Por lo tanto, es muy importante que los revises constantemente. Los frenos, para detener o disminuir el movimiento del vehículo, usan las balatas que presionan los discos. Por este motivo, es importante revisar que el espesor de las baltas de las pistas de frenado esté dentro de un rango adecuado. Si el espesor es menor al requerido, es posible que se cuarteen los discos y el frenado no sea eficiente. Otra opción es confirmar que los sensores ABS y el ESC funcionen de forma adecuada.
Cada vez que presionas el pedal del freno y se ejerce la fricción antes mencionada, aumenta el calor tanto de las balatas, como de los discos y tambores. Debido a esto, es importante que, con frecuencia, cambies el líquido de los frenos para que dicha fricción, y en consecuencia el calor, disminuya. Por supuesto, también hay que revisar las partes móviles de este sistema: las mordazas, el cáliper y las balatas.
Examina a profundidad el sistema de suspensión
Como sabes, este sistema ayuda a recorrer los caminos con mayor comodidad y seguridad. Esto es así, porque la suspensión colabora para mantener la adherencia de las llantas y, al mismo tiempo, absorbe las irregularidades de la vía que transitemos. Cada una de las partes de este sistema (amortiguadores, brazos, rótulas, bujes, muelles, etcétera) deben estar bien ajustadas, no presentar movimientos irregulares y sin desgaste alguno. Por ejemplo, si los amortiguadores no funcionan correctamente (al asegurar el contacto de las llantas con el suelo), es posible que el auto rebote y esto pueda provocar un accidente grave.
Recuerda que es importante que, si el auto posee un kilometraje de 20 mil, revises el sistema de suspensión, ya que, en promedio, en este número es el momento en el que comienzan a existir las averías: grietas en los casquillos, vástagos de los émbolos oxidados, apoyos y bujes desgastados, válvulas de flujo mal apretadas o, quizá, que algún muelle esté roto, entre otros desperfectos.
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